En entrevista para Mexiquense Digital, el ingeniero Darío Rivera Vargas habla sobre los estruendos y movimientos de tierra que han generado preocupación en Praderas de San Mateo.
Por Gerardo Farell y Fernando Ugalde
Solo una investigación exhaustiva podrá determinar el origen de los estruendos y microsismos reportados en las últimas semanas por vecinos de Praderas de San Mateo, en Naucalpan, afirmó Darío Rivera Vargas, experto en ingeniería sísmica y académico de la FES Acatlán de la UNAM.
Entre las causas comunes de fenómenos parecidos a este, Rivera Vargas refiere la existencia de cavernas, alguna falla tectónica local, la sobreexplotación de mantos acuíferos o incluso la utilización de gran cantidad de explosivos, pero admitió que hasta ahora el caso de Naucalpan es una incógnita.
“Para este tipo de fenómenos atípicos, amerita todo un expediente completo, que conlleva hacer estudios de campo, de monitoreo, de sondeos, para poder evaluar el origen”, como ha ocurrido en puntos de la Ciudad de México y otros estados del país, dijo en entrevista para Mexiquense Digital.
Sismos, microsismos y sus diferencias
Rivera Vargas, miembro de la Sociedad Mexicana de Ingeniería Sísmica, recordó que los sismos se producen por una actividad tectónica ya muy bien definida, por ejemplo la del Pacífico en Guerrero, donde el sistema de alarma está diseñado para dar tiempo a la población de resguardarse.
“En el caso de los microsismos, son movimientos muy locales, son fallas muy particulares, las cuales sí hay que tener muy bien identificadas y para ello se requiere una red de monitoreo”, detalló el académico.
El académico destacó que los microsismos de Naucalpan “no se han extendido en todo el municipio como tal, sino es un movimiento muy bien marcado, muy bien delimitado y creo que ahí es en donde amerita el análisis”.
Consideró que “lo que más importa en este momento es saber el origen, qué es lo que está provocando ello. Puede haber diferentes hipótesis y cada una de ellas hay que estarla analizando, amén de verificar y validar cuál debía ser la que puede generar ese perjuicio para la comunidad”.
Ante temor, mantenerse informados
Desde principios de agosto, vecinos de Praderas de San Mateo, colonia ubicada sobre un cerro a siete kilómetros al noroeste del centro de Naucalpan, reportaron estruendos y movimientos de tierra repentinos que, aseguran, han causado daños a algunas viviendas.
El pasado 16 de agosto bloquearon la Avenida Lomas Verdes, la vía rápida más importante de la zona, para exigir apoyo de las autoridades. El Gobierno Municipal de Naucalpan envió equipos de Protección Civil a revisar la zona y a ellos se han sumado expertos de la FES Acatlán, ubicada en dicho municipio.
Para Darío Rivera Vargas, es muy importante que la población se mantenga atenta a la información de Protección Civil, “dado que ellos tienen esa labor justamente de averiguar cuál es el origen de esos movimientos”, evaluar la gravedad del problema y tomar las decisiones que consideren pertinentes.
“Hay que ver cómo son las características de esos estruendos, que pueden generar desde hundimientos muy locales que sí pueden ir en perjuicio de las construcciones y, en razón de ese daño, valorar el nivel de vulnerabilidad que ya tienen la propia construcción, si es habitable o no es habitable”, señaló el académico.
Para el caso de que el origen fueran las cavernas, dijo que “habría que identificar a qué profundidad están, qué tan grandes son y qué tanto puedan ser una amenaza en dado momento que la estructura pueda fracturarse y en consecuencia producir el hundimiento de viviendas”.
Sin embargo, el ingeniero Rivera Vargas pidió no adelantar conclusiones, pues las autoridades correspondientes están bien documentadas y asesoradas, para con toda esa información “tomar la mejor de las decisiones en cuanto a las recomendaciones que se le pueda dar a la comunidad”.
Una red de monitoreo, para conocer origen
El experto en movimientos telúricos consideró importante que, una vez identificado el origen, se coloque una red de monitoreo en dicha zona de Naucalpan, y recordó que el Instituto de Ingeniería de la UNAM ha tenido buenas experiencias en otros casos.
“Eso es lo que ha funcionado muy bien en cuanto al monitoreo local en la zona donde se esté percibiendo el movimiento y creo que en la UNAM tenemos instancias que son expertas en ello, uno de estos es el Instituto de Ingeniería, también el Instituto de Geofísica, que han estudiado con mucho detalle zonas en donde se tienen justamente este tipo de fenómenos”, expresó.
Rivera Vargas mencionó casos como el de la alcaldía Álvaro Obregón, así como Mexicali, en Baja California, donde se han presentado fenómenos similares y los expertos han realizado estudios para saber qué es lo que ocurre.
“Regularmente cuando se colocan estos dispositivos, dígase un acelerómetro, un sismómetro, algún equipo, es porque ya se tiene perfectamente bien identificado algún mecanismo de falla de tipo tectónico, algún movimiento geológico, alguna falla cuaternaria muy bien definida”, detalló.
El académico precisó que ese “fue el caso de lo que hizo el Instituto de Ingeniería de la UNAM en Plateros, en la Ciudad de México, que al identificarse bien esa grieta”, se dio un monitoreo ya “más objetivo” y preciso.
“Estos equipos nos ayudan a medir intensidades del movimiento, frecuencias de excitación del terreno, y esas excitaciones de vibración del terreno pueden ayudar a establecer qué tan dañinos pueden ser en cuanto a las afectaciones en las construcciones”, puntualizó.
Hundimiento regional y demás hipótesis
Explicó asimismo que “el Valle de México está expuesto a otro fenómeno que se le llama de subsidencia o hundimiento regional”, el cual provoca cuarteaduras como las aparecidas en zonas de la alcaldía Gustavo A. Madero o el municipio de Ecatepec.
“Varios colegas comentan que pueden ser diferentes las causas, entre ellas se habla también de la sobreexplotación de los mantos acuíferos, que al extraer más agua se va consolidando el terreno y va provocando hundimientos regionales”, detalló.
Para el ingeniero Rivera Vargas, “pueden ser varias las hipótesis, pero a final de cuentas lo que puede dar veracidad de lo que ocurre, es a través de un monitoreo que se pueda hacer en la zona”.
Apuntó que es muy importante hacer estudios con georradar “para ver si no hay oquedades, si no hay cavernas, eso sí se ha encontrado por estos rumbos, entonces eso podría también tomarse en cuenta para poder hacer una evaluación en ese sentido”.
En el país, dijo, hay varios puntos que tienen este tipo de movimientos en el norte “como Mexicali, donde le llaman enjambre sísmico, que constantemente está temblando y se han llegado a tener más de 100 microsismos en un cierto plazo de tiempo”.
Intensidad
Por último, Darío Rivera resaltó que “por lo regular los microsismos son de magnitudes pequeñitas, pero quienes viven cerca sí sienten la intensidad hasta cierto punto fuerte, y conforme se va alejando del punto, ya prácticamente el movimiento es imperceptible”.
Dijo entender a las personas que están cerca, quienes entran en ansiedad, pero confió en que “en razón de que ya se detecte cuál es el origen” se les pueda explicar si son nocivos o no y “qué tan peligrosos y qué tanto podrían implicar un riesgo para sus viviendas”.