Para el catedrático de la UNAM, el equipo de la próxima presidenta estará equilibrado, al combinar personajes muy cercanos a ella con figuras que ya demostraron buenos resultados en el gabinete de López Obrador.
Con los miembros de su gabinete anunciados hasta ahora, la virtual presidenta electa Claudia Sheinbaum demuestra que cumplirá su promesa de cambio con continuidad, pues mantiene a varios integrantes del actual gobierno, pero incorpora figuras muy cercanas a ella, considera el politólogo Hugo Garciamarín Hernández.
Claudia genera el sello que busca tener, incorpora gente que ella conoce, de su confianza, algunos de su gestión en el Gobierno de la Ciudad de México, y mantiene a algunos que considera importantes, que han cumplido adecuadamente con su función en el gabinete del presidente Andrés Manuel López Obrador”, señaló.
Garciamarín Hernández, académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, mencionó el caso del excanciller Marcelo Ebrard, que ahora será secretario de Economía, y el de la secretaria de Bienestar, Ariadna Montiel, quien fue ratificada en su cargo para el siguiente sexenio.
Y por otra parte, resaltó, “gente de su confianza como es Omar García Harfuch, como Claudia Curiel de Icaza, que también estuvo con ella en el gobierno, y a Ernestina Godoy, que también formó parte de su gobierno” en la capital del país.
Lo primero que tenemos que decir es que está cumpliendo con su promesa continuidad, con el mismo enfoque que ella ha querido darle al gobierno”, insistió en entrevista para Mexiquense Digital.
El analista político elogió la intención de Sheinbaum de convertir al Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt) en una secretaría, y al frente de ella Rosaura Ruiz, quien “además de ser de la confianza de Sheinbaum, formó parte de lo que fueron las universidades Rosario Castellanos”.
Sobre Mario Delgado, aún presidente Nacional de Morena, Garciamarín consideró sorpresiva su designación como futuro secretario de Educación, pues dada la trayectoria académica de la virtual presidenta electa, “había muchas personas que podrían estar ahí”.
Me parece que es una sorpresa porque, si bien (Delgado) tiene alguna experiencia, también tiene que ver con la reconfiguración política dentro de Morena y el gobierno”, reflexionó el académico.
Acerca de Ernestina Godoy, considera polémico su nombramiento al frente de la Consejería Jurídica debido a la confrontación que desató su fallido intento de reelección al frente de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México.
Me parece que le venía bien estar en el Senado de la República, bajar un poco los reflectores por lo vocal que puede ser la oposición frente a ella, pero bueno, también es alguien de su confianza y sin duda podrán hacer buena mancuerna”, expresó.
Deja ver independencia
El académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales opinó que “una de las muestras de que sí busca Claudia Sheinbaum tener independencia es el nombramiento de Lázaro Cárdenas Batel” como jefe de la Oficina de Presidencia.
Además de cierto alejamiento con el presidente López Obrador, Garciamarín resaltó que su posición estratégica “es también mostrar una vinculación con la izquierda histórica, por lo que ellos habían estado y lo que habían sido desde muchísimo antes”.
Valora que Cárdenas Batel no llega solo por ser el hijo de Cuauhtémoc Cárdenas, sino por los aportes que tuvo como parte de la izquierda mexicana, que cabe recordar fue gobernador, y otras posiciones.
A falta de que se anuncien los secretarios de Seguridad, Marina y Defensa Nacional, así como el gabinete ampliado, Garcíamarín ve con buenos ojos el círculo de colaboradores que tendrá la próxima presidenta.
Un gabinete con relevo generacional
Para Hugo Garciamarín Hernández, el de Sheinbaum será un gabinete equilibrado, con personajes experimentados en cada posición, pero también marca cierto relevo generacional, con varios secretarios jóvenes en comparación con los actuales.
En su opinión, la única área que desentona es Educación con Mario Delgado, pues se mantiene como una posición política más que académica, como ocurrió por ejemplo con Aurelio Nuño en el sexenio de Enrique Peña Nieto.